18 de mayo de 2009

Historia de la creación de un humano

  • Abres la caja, ves todas las piezas y dices: hum, esto promete ser divertido.
  • Decides comenzar con el esqueleto. Luego ya irás insertando en su interior todos los órganos.
  • Te das cuenta de que es imposible hacerlo así, así que decides desmontar las costillas, para luego ir rellenando el tórax.
  • Una vez introducidos los pulmones y el corazón, decides hacer lo mismo con el estómago y los intestinos, pero los pulmones no dejan espacio para poder colocarlos cómodamente, así que tendrás que separar la columna vertebral en dos para, una vez colocados los órganos del abdomen, volver a unirla.
  • Hecho esto, parece que todo va bien, pero no contabas con que la vena que une los riñones y el corazón estaba incluída en el pack, así que te dispones a ponerla en su sitio.
  • Mientras llevabas a cabo el paso anterior se te ha caído todo, así que tendrás que empezar de nuevo.
  • Te alegras, ya que, una vez arreglado todo, solo te queda colocar el cerebro dentro del cráneo. Cuando te das la vuelta para coger el hueso parietal que estaba en la mesa golpeas accidentalmente con el codo tu recién creado ser humano, con lo que lo mandas todo otra vez a tomar por culo.
  • Repites de nuevo todos los pasos anteriores. Por fin has terminado. Te sientas para contemplar tu obra, pero notas que algo se te clava en el culo. Te levantas, miras la silla y ves algo amarillo y redondeado... ¡Oh! ¡Te habías olvidado de la vejiga!
  • No piensas empezar de nuevo, así que coges la puta vejiga de los cojones y se la encajas debajo de un riñón. ¡Ala! ¡A llorar a Gretel!

El bosque de los sueños

Estábamos los dos allí, solos, perdidos en medio de aquel inmenso bosque. Una ligera brisa hacía que los helechos que crecían a nuestro alrededor se mecieran ligeramente, acariciandonos con sus hojas. Los rayos del sol que acababa de despertar se colaban tímidamente entre las ramas de los árboles, y hacían brillar más tus preciosos ojos, de los que yo no era capaz de apartar la vista. Mientras una de mis manos iba explorando poco a poco todo tu cuerpo, acariciándote suavemente, sintiendo cada centímetro de tu piel, disfrutando con tu belleza, la otra, que hace un momento había estado enredada en tu pelo, se concentraba ahora en tu carita, lo más bonito que yo jamás había visto.


Y allí, mientras los pájaros iniciaban la composición de una nueva melodía, nosotros caímos al suelo y, tumbados en la hierba, nos quedamos dormidos, mirándonos a los ojos, con nuestras piernas entrelazadas, y abrazándonos tan fuerte, que nuestros corazones comenzaron a latir a la vez.

13 de mayo de 2009

Se busca padre (nuevo, por favor)

Juu. Papá no ha vuelto a casa. Hace ya 4 días que salió de casa y todavía no ha llegado.

Quiero mucho a mi padre. Se porta muy bien conmigo. Quiero que vuelva pronto para poder darle un abrazo, y que él juegue conmigo, como hace todas las tardes. La última vez que le ví, él iba "de caza". Lo hacía muchas veces. Salía de noche con una cadena al hombro y decía que iba a por todos esos "perros" que andan por el barrio. Debe de trabajar para la perrera. Siempre volvía muy tarde, así que no lo veía llegar a casa nunca, pero él era el que me despertaba a la mañana siguiente, y entonces yo veía que estaba bien. Pero la mañana siguiente a esa noche no volvío. Ni a la siguiente. Ni a la otra.

Le echo mucho de menos. Me paso el día mirando por la ventana, esperando ver de un momento a otro su cabeza rapada brillando bajo el sol, y esos dibujos rojos y blancos que le puso a su chaqueta, que se ven desde lejos

11 de mayo de 2009

Aquí, allá...

20:15. Sábado por la tarde. El pequeño Matt Abott, de 6 años de edad, paseaba con su padre por la orilla del río Bravo. En un momento dado, el señor Abott se paró y le dijo a su hijo:

-Mira, ¿ves este poste? Pues a este lado es Texas, y a ese lado México

-Aam. Entonces - dijo Matt, señalando un conjunto de casitas que se veían a poco menos de un kilómetro -, mi amigo Roberto, el que vive allá, ¿es mexicano?

-Claro - le contestó con una sonrisa -, y ahora corre y vete a jugar con él, que te estará esperando

Y vió como el niño se iba alejando entre los arbustos del desierto. Esa noche, las estrellas brillaron más que nunca